Thursday, November 26, 2009

Frankenstein va a la escuela


Mary Shelley tituló su novela Frankenstein o el moderno Prometeo,porque el protagonista era el doctor Victor Frankenstein. Hoy el protagonismo absoluto ha recaído sobre el monstruo, que ha usurpado hasta el nombre de su creador.

Victor Frankenstein era un joven inteligente y audaz movido por una síntesis explosiva de filantropía, conocimientos técnicos, entrega absoluta a su ideal y prisa por anticipar el futuro. No tuvo ni la más mínima duda sobre la bondad de su empresa. Por eso cuando se enfrenta con la obra surgida de sus manos es incapaz de reconocer en ella su autoría. "Aparta de mis ojos tu inmunda vista", le dice. Y de este rechazo se nutre la "maldad" de la criatura. Pongo la palabra "maldad" entre comillas porque, aunque es cierto que el monstruo nos da miedo, nos negamos a considerarlo malo. Preferimos pensar que está mal diseñado. La primera edición de la novela se abría con esta cita del Paraíso perdido de Milton: "¿Acaso te pedí, creador, que transformases en hombre el barro del que vengo? ¿Alguna vez te rogué que me sacaras de la oscuridad?". Si la respuesta a estos interrogantes es negativa, entonces la criatura es irresponsable de los fallos de su diseño. Si hay algún mal en sus obras, la culpa precede a su voluntad.

Cuando el monstruo se enfrenta a su creador, ya con las manos manchadas de sangre, lo hace con esta exigencia: "Dadme la felicidad y seré virtuoso". No le pide que le enseñe el camino de la virtud, sino que exige la felicidad para poder considerarse a sí mismo un ser moral. En este sentido Frankenstein o el moderno Prometeo prefigura la actual sociedad terapéutica y, de manera muy especial, nuestra escuela.

Hoy nadie parece ser realmente responsable de su drogadicción, su obesidad o su fracaso escolar. La culpa de lo que nos ocurre precede y condiciona nuestra voluntad. Nuestros alumnos, por ejemplo, ya no se distraen a clase, sino que padecen el "síndrome de déficit de atención". La responsabilidad sobre nuestros vicios se ha esfumado porque no tenemos vicios de los que poder responsabilizarnos, sino enfermedades que padecemos inocentemente y reclaman la piedad de un terapeuta. Algo tiene que ver con esto el hecho de que la vieja pretensión liberal de conceder a todos las mismas condiciones de acceso al saber esté siendo sustituida por la moderna pretensión de equidad, que quiere garantizar para todos el mismo saber.

Artículo aparecido en La Vanguardia el 18/11/2009

4 comments:

BLANCO said...

Cría monstruos y te sacarán de pobre.
Gran blog.

Orca Skyla said...

U.U Interesante...

Olive Tree said...

Hi, it's a great blog.
I could tell how much efforts you've taken on it.
Keep doing!

juan angel italiano said...

Apoyo a Blanco!